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Recetas de Cocina Astrológica. Leo y el Dulce de Naranja.



Este año decidí seguir profundizando mis estudios de astrología. Esta oportunidad, de la mano de Patricia Kesselman, una gran astróloga argentina con enormes conocimientos basados en el meticuloso estudio de las fuentes originarias y antiguos textos clásicos de esta apasionante disciplina. Sus clases siempre van acompañadas de gran sapiencia, pero también de un enorme amor y entrega hacia sus alumnos. Al promediar su exposición, siempre hacemos un break para refrescar nuestras mentes. Allí nos invita a charlar de bueyes perdidos, en una generosa mesa plagada de diferentes tipos de té y las más variadas exquisiteses. Entre ellas, un dulce de naranjas que es un poema y que ella misma se encarga de hacer. Así que aprovechándome de su enorme corazón teñido de una hermosa luna en Leo, le pedí que me invite a su casa para que me enseñe a prepararlo y compartirlo con todos ustedes.

Pero antes de ir a la receta del dulce y sabiendo que la naranja - su ingrediente principal - está íntimamente relacionada con el signo de Leo, no quería pasar la oportunidad de hablarles un poco de esta energía zodiacal.

El vibrante color naranja nos conecta con la energía, la felicidad, y la creatividad. Te hace sentir seguro y renueva la ilusión en la vida. En síntesis, es el perfecto antidepresivo. Por su parte, la fruta se asemeja a un diminuto Sol, que es el arquetipo energético y regente de este signo de fuego. El Astro Rey es una exuberante fuente de energía fija, que a partir de su centro, irradia y coherentiza a todo un sistema.

Leo entonces realiza un movimiento análogo al de un sistema solar, irradiando desde un centro hacia la perisferia, para que la perisferia devuelva el estímulo y potencie el efecto. Un movimiento de feedback al que podemos llamar de "Autoexpresión". Por eso este signo tiene un enorme poder creativo y una clara sensación de sí mismo, siendo que a partir de allí, genera resonancia en los demás.

El arquetipo clásico de Leo es el Rey, que está ubicado en el centro. Pero para que el soberano se precie de tal, también tiene que poseer a su alrededor a una corte y a un pueblo que lo tome como símbolo de unidad nacional y es desde esa interacción donde se genera la resonancia.

Leo rige el corazón y su función cardíaca de bombear, el plexo solar y la columna vertebral. Y precisamente los leoninos son personas que ponen mucho corazón en lo que hacen. Son muy actorales y teatrales siendo un claro ejemplo de ello la archifamosa cantante pop Madonna. Otros personajes importantes que nacieron bajo ese signo son Mick Jaegger, Napoleón Bonaparte, Hugo Chavez Frías y Fidel Castro, todas personalidades muy fuertes que, para bien o para mal, siempre han tenido como un sexto sentido para captar la atención general y arreglárselas para quedar siempre plantados en el centro de la escena. Como anécdota de color, les cuento que tengo un gran amigo leonino al que le encanta asistir a fiestas de disfraces y siempre se produce a lo grande para la ocasión. Eso sí, nunca elige un disfraz de plomero, médico o presidiario. Prefiere personificar a figuras un poco más importantes como el Papa o al emperador romano Julio César.

Como todas las energías del zodíaco son como una espiral ascendente que con cada vuelta van sutilizando y elevando su intensidad vibratoria, podemos decir entonces que en sus expresiones más bajas, el leonino va a desesperarse por provocar esta resonancia, quedando atrapado en la necesidad de la devolución positiva del público al cual se dirije, ya que eso permite confirmar su identidad. Así tiende a volverse muy narcisista, soberbio, orgulloso y poco permeable a las críticas, aunque éstas intenten ser constructivas. En un nivel más alto, esta preocupación desaparecerá, y le permitirá brindar en forma desinteresada su enorme energía, tal como lo hace el Sol que cada día nos entrega la llama que es nuestra eterna fuente de vida. Y aunque la preocupación por la opinión de los demás se haya agotado, igualmente el leonino seguirá resonando en su entorno, porque esa característica ya está íncita en su naturaleza.

Si vimos que lo arquetípico en Leo es ver el brillo, la alegría y todo lo luminoso que hay en la vida, como contrapartida, le costará conectar con la parte oscura. Así que tratará de rehuir o negar los momentos de pena y dolor; un registro que la vida "gentilmente" reservó para nosotros los escorpianos. Personalmente tengo estas dos energías. Soy del signo de Escorpio, pero tengo la Luna en Leo, así que esta tensión entre lo luminoso y lo sombrío es algo que me acompañará toda la vida y será para mí una fuente permanente de inquietud, aprendizaje y destino. Igualmente, aún para aquellas personas que no tengan planetas en este signo, la energía de Leo les será muy familiar, ya que en realidad está muy presente en la consciencia moderna de toda la humanidad.

Se dice que esotéricamente los humanos encarnamos en Cáncer, el signo anterior. Una energía de Agua donde prevalece el sentido de pertenencia, los sentimientos y los afectos. Una energía que cierra y da forma, donde todo lo que es conocido es considerado bueno, mientras que lo extraño se torna hostil y una amenaza para la propia supervivencia. Bajo esta consciencia y desde hace millones de años, los humanos y sus antecesores se agruparon en grandes familias, tribus y luego en naciones que chocaron entre sí. ¿Acaso la historia no es más que un relato cronológico plagado de conflictos entre diferentes grupos de pertenencia, cada uno de los cuales se siente superior al otro, "el pueblo elegido", o devoto del único dios verdadero?. Así, desde tiempos inmemoriales, tanto hombres como mujeres pertenecieron en cuerpo y alma a la tribu. La mujer como el continente necesario para reproducir y nutrir a los miembros del clan, mientras que el hombre servía como un guerrero con la clara misión de proteger a los suyos. En tal sentido, el peor delito que podía cometer un hombre era desertar de su ejército y el peor castigo que podía recibir era el destierro, mucho más deshonroso y sufriente que la propia muerte.

Pero los tiempos se han acelerado y hoy en día esa consciencia canceriana, se va apagando dejando paso a la leonina. Empezó tímidamente en el Renacimiento, pero sin dudas se intensificó violentamente poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. A principios de los años 50, con el advenimiento de la píldora anticonceptiva, por primera vez las mujeres se hicieron dueñas de su propio cuerpo, liberándose de la exigencia clánica de ser madres. A partir de ese instante, la maternidad y el formar una familia propia empezó a ser una simple elección de vida. Otro tanto sucedió con los hombres, cuando se aceptaron a los primeros "objetores de consciencia" que se negaron por razones religiosas o morales a tomar las armas contra el enemigo en la Guerra de Vietnam, tal como lo hizo el campeón mundial de boxeo Muhammad Alí, cuando abrazó la religión musulmana.
Sincrónicamente a este momento, comenzó a nacer el "culto a las estrellas". Nuestras sociedades empezaron a valorizar - en forma quizás desmedida - al que triunfa en forma individual y se diferencia del resto. Ensalzamos al ídolo de Fútbol, de Rock o a cualquiera que por su personalidad, talento o belleza trasciende fronteras, y gana millones, siendo amado por gente de diferentes naciones y razas en el mundo entero. Como ejemplo paradigmático, el futbolista David Beckham se ha convertido en un símbolo sexual y de deseo de millones mujeres chinas, algo que en hace solo unos años hubiese parecido un sacrilegio o un chiste de mal gusto. La historia de Lionel Messi también hace recordarnos al mito leonino del penoso camino que debe transitar el héroe para llegar a consagrarse como tal. Hurgando en su vida, nos encontramos con un niño disminuido físicamente, con una tasa de crecimiento muy por debajo de lo normal, que tiene que partir y abandonar su patria debido a que no tenía recursos suficientes ni se le ofrecía ayuda para tratar su enfermedad. Finalmente supera todas las adversidades y triunfa en un país totalmente extraño en base a talento y sacrificio, para luego regresar al país de origen rico, famoso y como el líder indiscutible de su Selección Nacional de Fútbol. Evidentemente, esta historia pega fuerte en el inconsciente colectivo. Al adorar a Messi (un fenómeno universal no exclusivo de los argentinos), también estamos avalando y valorando la posibilidad de que brillen, no solo los "Reyes de sangre azul", sino cualquiera de nosotros con suficiente capacidad, entrega y sacrificio para poder llegar a convertirse algún día en una figura solar de relevancia.

Ahora, si bien este cambio de consciencia leonino ha traído grandes avances, es evidente que la humanidad recién está transitando las zonas más bajas de esta energía. Podría parangonarse con la conducta de un adolescente que de repente se da cuenta de su propia identidad y que intenta despegarse violentamente de sus padres y su familia, pensando sólo en explorar y vivir la vida sin atender a ningún tipo de límites. Así surge el desmedido culto a lo individual, el capitalismo salvaje, y luego de la revolución industrial, la depredación indiscriminada de recursos naturales, en principio en lugares lejanos a donde viven los explotadores.

Y fíjense que curioso lo que pasa con esta enorme aceleración de los tiempos. Como decía anteriormente, nuestra consciencia humana tardó millones de años transitar desde lo canceriano a lo leonino, pero solo demoró unos años para que empiece a vislumbrarse el límite virginiano que le pone freno al arrebato adolescente. Virgo, - el signo que le sigue a Leo en el zodíaco - nos habla de que existe un orden mucho más vasto al cual debemos respetar, que está más allá de nosotros y nos excede como individuos.

Hoy estamos empezando a internalizar y tomar consciencia que la enorme degradación que hemos provocado en la Tierra nos afecta a todos por igual, como habitantes de un mismo globo. Ahora sabemos que si desvastamos el Amazonas, talando sus árboles o llenando el ecosistema de petróleo, no solo estamos perjudicando a los habitantes de los países que tienen la selva en su territorio, sino que estamos hipotecando el futuro de toda la humanidad al exterminar el mayor reservorio de agua dulce y oxígeno del mundo. Ya sabemos que a la larga o a la corta, si no respetamos ese orden que va más allá de nosotros y no ayudamos a reestablecerlo, nuestra existencia como raza tiene los días contados. Así los movimientos ecologistas, y de respeto a otras especies del reino animal, cada día cobran más fuerza. Pero ese será tema de otra charla, ahora vayamos a esta deliciosa y sencilla receta...

Dulce de Naranja 012

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