Con ayuda de un pequeño cuchillo de cerámica le hice unos cortes a la confitura de ajo blanca para darle una forma más sugerente, con esos bordes en pico a los lados y el centro del bloque, donde se encuentra el membrillo. En un lateral, una cucharadita extendida de confitura de violetas, y en la parte superior el cristal de viletas crujiente al que hemos dado también forma. Lo primero de todo es que penseis que el SABOR DEL AJO NO ES PREDOMINANTE, sino muy suave, y que resulta muy curioso comerlo con el dulce, y con ese punto aromático de las violetas, pero por lo menos probarlo es algo que creo que deberíais probar a descubrir. Os cuento como lo hicimos por si os animais a hacerlo, es cuanto menos atrevido, original y sorprendente.
INGREDIENTES:
* 100g de ajos escaldados (por 3 veces),
* 100cc de nata para cocinar,
* 4 hojas de gelatina neutra,
* 1 terrina de confitura de membrillo,
* 1 bote de confitura de violetas,
* Caramelos de violetas.
Lo primero que vamos a hacer es la confitura de ajos. Para ello pelamos 2 cabezas de AJOS MORADOS de Las Pedroñeras, para lograr unos 100g de ajo pelado. Ponemos agua a hervir y los escaldamos (tras hervir unos minutos, añadimos agua fría y de nuevo a hervir) un mínimo de 3 veces, de forma que se diluya y suavice su fuerte sabor.
Hidratamos las hojas de gelatina sumergiendolas en un plato con agua unos 10min. Una vez hecho esto, trituramos junto con la nata para cocinar a máxima potencia de forma que no queden grumitos de ajo, calentamos y añadimos las hojas de gelatina escurridas. Ponemos en un molde rectangular la confitura de membrillo en el centro, de forma que cuando cuaje nos quede la banda anaranjada que forma en el centro, añadimos despacio la mezcla de nata, ajo y gelatina y la echamos por los bordes y por último por arriba para formar una fina capa que nos dé solidez al conjunto final, y llevamos al frigorífico un mínimo de 4 horas para que cuaje bien.
Le damos la forma deseada, abriendolo como si fuesen unas alas, estirandole picos, etc.... a mí me gustó como me quedó así...
Por último desmoldamos el bloque una vez cuajado, y con ayuda de un cuchillo de cerámica MOJADO (para que no se pegue y nos salga el corte limpio). Cortamos un "lingote" alargado del mismo y le hacemos varios cortes en forma de picos en los laterales, asi como uno en el centro, donde se encuentra la confitura de membrillo, y en ese corte depositaremos al final un poquito de confitura de violetas.
Para el emplatado final hemos usado un platito alargado de cristal transparente. Ponemos nuestro "lingote" de ajo y membrillo en el centro, ponemos media cucharadita pequeña de confitura de violetas en el corte central sobre el membrillo, y con otra cucharada sopera alargada, extendemos un poco más de esta a lo largo de uno de los lados del postre, sin excedernos para que no canse al paladar tampoco. Por último, decoramos con el cristal de violetas en la parte superior y servimos.
Bueno, pues si os animais a probarlo espero que me conteis que tal vuestra experiencia y que os parece este contraste de sabores, desde luego puede gustaros o no, pero lo que no os va a dejar es indiferentes. Dulzón, potente, aromático... una mezcla de lo más diferente que he visto nunca en un postre, sin duda.
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